El pasado domingo 13 de marzo de 2022 falleció D.Santiago Martínez del Olmo a la edad de 84 años.
Doctor en Farmacia por la Universidad Complutense de Madrid y Especialista en Análisis Clínicos, dedicó toda su vida al ejercicio profesional en la oficina de farmacia y muy especialmente en el Laboratorio Clínico, siendo uno de los pioneros del laboratorio privado de Madrid con la creación de Laboratorios Toledo, allá por el año 1975 y posteriormente del Centro de Análisis Sanitarios (CAS) en 1996
Su pasión por la profesión le llevó a implicarse en el desarrollo de la misma, siendo partícipe del nacimiento de nuestra Asociación – AEFA- en la que desempeñó distintos cargos hasta ejercer de Presidente entre los años 2005 y 2013.
En ella trabajó incansablemente en defensa de los Analistas Clínicos, siendo partícipe de alguno de los principales hitos alcanzados, como el reconocimiento de la Especialidad de Análisis Clínicos para los farmacéuticos en 1982, la unificación de las revistas científicas y los congresos con las otras Asociaciones Científicas sectoriales, y la consolidación de las relaciones con los profesionales de América Latina en el seno de la Confederación Latinoamericana de Bioquímica Clínica (COLABIOCLI).
Los logros alcanzados en el plano profesional fueron importantes sin duda, pero lo verdaderamente destacable fue su grandeza personal. Santiago fue el paradigma de las personas que dejan huella en las vidas de otros. Hombre de una gran sabiduría popular traída de su Cuenca natal y acrecentada en múltiples“batallas” en Madrid, poseía un fino e inteligente humor, características ambas, que salían a relucir en cualquier conversación.
Dedicó tiempo a la lectura y la reflexión personal pues le interesaba sobremanera el comportamiento humano y la forma de responder ante los avatares de la vida. Hombre pragmático donde los haya, siempre procuró dar importancia a aquello que a su entender la tenía, obviando los temas superfluos que en tantas ocasiones preocupan al común de los mortales.
Fue una persona de principios, leal a quienes de un modo u otro le acompañaron en el camino de la vida. Padre orgulloso de sus cuatro hijas, magníficas profesionales todas ellas, y amigo de sus amigos para los que siempre tenía tiempo, bien disfrutando de una comida o dando un paseo en el que compartir las alegrías y las dificultades de la vida.
Sócrates decía que “una vida que no es analizada, no merece la pena ser vivida”. Sin duda alguna, la suya lo fue por el escrutinio exigente al que siempre la sometió, y por su capacidad de disfrutar de los pequeños detalles con la gente a la que quería.
Se le echará mucho de menos. Deja un vacío irremplazable. Pero las personas que le quieren no llorarán su pérdida aunque les duela; celebrarán su vida, lo bien que la aprovechó, y lo mucho que les hizo disfrutar y aprender en todas las ocasiones. Exactamente como él habría querido.
DEP